🌿 "Yo te cuido": Confiar en Dios cuando la vida se siente abrumadora

Hay momentos en la vida en que el peso del miedo no solo llama a la puerta, sino que inunda, desbordando los límites de nuestro corazón. Cuando sientas una opresión en el pecho, tus oraciones no sean respondidas y el cielo parezca bronceado por el silencio, recuerda esto: no estás solo ni te han olvidado.

“Cuando tengo miedo, en ti confío.” – Salmo 56:3

Quizás estés en una época en la que las horas se arrastran y la tormenta no cesa. El viento es fuerte, el mar se niega a calmarse y tu alma está agotada de esperar. Has hecho todo lo que sabías, pero aún así, el avance no ha llegado. El silencio es ensordecedor. La incertidumbre, insoportable. Y es fácil empezar a preguntarse si Dios te ve, si te escucha, si le importas, si aún está escribiendo tu historia.

Pero la verdad es que Él sí ve. Él sí oye. Él sigue obrando.

Incluso cuando no lo sientes, Él está cerca. Incluso cuando no puedes sentir su mano, Su corazón está firme contigo. No hay nada de malo en tener preguntas, en el dolor, en preguntar "¿Por qué?". Pero en medio de ese dolor, hay una invitación más profunda : confiar. No porque la situación tenga sentido, sino porque Él es confiable incluso cuando la vida no lo es .

La fe a menudo se asemeja a creer en la oscuridad lo que Dios prometió en la luz. Significa decir: «No entiendo, pero aun así confiaré en ti». Significa mantenerse firme cuando te tiemblan las rodillas y susurrar: «Dios, te elijo incluso ahora».

“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia; sométete a él en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” – Proverbios 3:5-6

Recuerda que en los tiempos de espera es donde Dios obra con mayor profundidad en nosotros. Él no te está haciendo perder el tiempo ; está moldeando tu carácter, fortaleciendo tu espíritu y preparándote para lo que viene. La tormenta puede no tener sentido, pero tiene un propósito. Y no durará para siempre.

El mismo Dios que calmó el mar con una palabra, que resucitó a los muertos con un susurro, que sanó a los ciegos con un toque, ese mismo Dios sostiene tu vida ahora mismo. No te ha olvidado. No ha cambiado de opinión sobre ti. Sabe el momento exacto en que llegará tu gran revelación. Y hasta que llegue ese momento, su invitación es simple pero poderosa: Confía en mí. Descansa en mí. Yo te cuido.

“Echen toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.” – 1 Pedro 5:7

Así que respira. No tienes que cargar con todo. No tienes que tener las respuestas. Solo tienes que seguir esperando activamente en Dios, paso a paso, con la mirada puesta en Aquel que sí lo hace. Confía en Él, no porque te sientas fuerte, sino porque Él lo es . Confía en Él con tus preguntas, con tu dolor, con tu futuro. Porque incluso ahora, en la espera, Él te cuida.

0 comentarios

Dejar un comentario